Eventos Académicos, IV Congreso Internacional de Letras

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La tradición cínica en la obra de Alberti
Mariana Sverlij

Última modificación: 2018-02-04

Resumen


Leon Battista nace en 1404, en Génova, en el largo exilio familiar de los Alberti. Su multifacética obra recorre la matemática, la pintura, la arquitectura, las letras. También versátil es el prisma desde el cual Alberti posa su mirada sobre el hombre y su entorno vital, en una época atravesada por profundas transformaciones. Eugenio Garin ha propuesto un pasaje entre sus obras que presenta un “continuo commento ironico al dramma assurdo della vita” (1973: 266), fundamentalmente las Intercenales y el Momus, y aquellas dedicadas al arte y la ciencia, a problemáticas sociales y morales, entre las que menciona De la pintura y De Re Aedificatoria. En estas últimas, según el estudioso italiano, se vislumbra “il tentativo di raggiungere una soluzione positiva delle contradizzione de la realtà” (1973: 266). Aluffi Begliomini (1972), en esta dirección, suscribe a la tesis de un Alberti bifronte, atravesado por pensamientos diversos y aun contradictorios que, sin embargo, forman parte de una misma mentalidad. En todo caso, si el siglo XIX, con Burckhardt a la cabeza, ensayó una visión del Renacimiento como un período de nueva e inédita luminosidad, la obra de Alberti, transida de luces y sombras, parece acusar las ambivalencias emergentes de una época de mutación y de desvanecimiento de la noción de un orden existente.

En el presente trabajo nos ocuparemos del opúsculo latino albertiano, Momus sive de principe, que ha sobrevivido, por lo menos, a través de cuatro manuscritos del siglo XV, dos tempranas ediciones impresas en Roma, en 1520, y una vulgarización en Venecia, en 1568. Simoncini (1998) ha señalado cómo el personaje de Momo conoce una prolífica fortuna en el Renacimiento, tanto dentro como fuera de Italia. Sin embargo, con el correr de los siglos, este personaje conflictivo y contradictorio, hijo de la noche en Hesíodo y crítico mordaz en Luciano, atraviesa una suerte despareja, acaso motivada por la singularidad de su carácter nocturno y en ocasiones reñido con elemento humano o bien con su pretendida luminosidad. Momo, de este modo, nos aproxima a las sombras del humanismo, poniendo en cuestión la “virtud” de este hombre colocado en el centro de la nueva escena literaria y filosófica en el Quattrocento italiano.

La tradición cínica, de la que en adelante nos ocuparemos, aporta, en este sentido, una nota fundamental. Desatento al denominado umanesimo civile, que anhelaba resucitar la Roma republicana y veía en Cicerón al hombre que aunaba la intervención pública y las bonae litterae, Alberti, en escritos como Momus o las Intercenales, recoge la tradición griega de Luciano de Samosata y se aproxima al cinismo para cuestionar los valores de la civilización.


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