Eventos Académicos, IV Congreso Internacional de Letras

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El epigrama satírico de A. S. Pushkin y la crítica literaria de su tiempo
Eugenio López Arriazu

Última modificación: 2018-02-04

Resumen


En el lapso de diez años, entre 1801 y 1811, aparecieron en Moscú y San Petersburgo unos ochenta y cuatro periódicos, gacetas y “revistas” (Debreczeny, 1969). Ya existían además dos almanaques literarios importantes, Aglaia, fundado por Karamzín en 1794, y Aonidi, fundado en 1796 también por Karamzín, en el que figuraban representantes de la vieja escuela como Jeraskóv y Derzhavin, y de la nueva, como el mismo Karamzín y Vas. Pushkin. El éxito de estos almanaques favorecerá la publicación de otros. Tan solo entre 1827 y 1832 aparecieron entre diez y diecinueve colecciones anuales; en 1839, catorce. Es en este contexto de efervescencia que se desarrolla la labor literaria y crítica de A. S. Pushkin.

La clasificación hecha de las publicaciones en gacetas, periódicos, revistas y almanaques mezcla criterios de periodicidad y formato debido a la dificultad de encontrar equivalentes actuales de las mismas no solo según su formato y periodicidad, sino también según su contenido. La Gaceta literaria, por ejemplo, fundada por A. A. Delvig en 1830 con el apoyo de Pushkin (editor de hecho, además, de los primeros trece números) obtuvo finalmente el permiso del comité de censura, pero para un contenido restringido a lo puramente literario.

Sin embargo, todas las ediciones desde la primera tuvieron un carácter político opositor tanto al zarismo como a su órgano “oficial”, La abaja del norte, publicada por F. V. Bulgarin. La tensión creciente entre los dos periódicos, reflejada en epigramas y panfletos, sumada a la participación del círculo de los decabristas y a reseñas literarias políticamente incorrectas produjeron el cierre de la publicación a nada más que un año y medio de su aparición. Otro caso paradigmático, previo a la revuelta decabrista, es Mnemozina, un almanaque editado por Kliujelbeker y Odoievski en 1824, que en realidad encubre por razones de licencias a una revista (zhurnal) publicada en cuatro partes con un formato de libro (Краснобородько, 1986). El contemporáneo, editado por Pushkin en 1836, también aparecerá en cuatro volúmenes pero bajo la categoría de revista.

Esta amplia gama de formatos y contenidos, de límites borrosos e inestables, tiene sin duda como correlato un conjunto de intersecciones en que se sitúa la crítica y desde donde busca su lugar en la sociedad. En el marco de la polémica entre clasicistas y románticos, por un lado, y una circulación cada vez más masiva, por el otro, la crítica literaria fue buscando su autonomía tanto del estado, como del autor, como del mercado. Este proceso es paralelo a la búsqueda de la autonomía del autor literario, como se puede leer en varios poemas de Pushkin, tales como El poeta, El poeta y la multitud, Al poeta y Yo me elevé un monumento.

Es a la luz de estos contextos cruzados en que nos proponemos abordar los epigramas de Pushkin con el fin de desbrozar las fronteras entre el discurso crítico y el literario. Para ello, consideraremos el epigrama como un hecho literario de la época e intentaremos caracterizar sus funciones y modo de circulación.


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