Última modificación: 2018-02-04
Resumen
Tanto Iracema (1865) como Ubirajara (1874) relatan una historia de amor. La primera transcurre después, y la segunda antes, de la colonización del territorio. Me propongo leer un texto a trasluz del otro y analizar las problemáticas que conlleva el intento de construir las “raíces” de la propia tradición en el marco del romanticismo brasilero.
Las uniones amorosas –“fecundas” porque ambos protagonistas son recibidos en “tierra ajena”– refieren a una mezcla entre diversos grupos y pueden pensarse como metáforas de una pretendida síntesis que daría cuenta de la “cuna” de la nacionalidad. De ese modo, los textos se proponen establecer una “ficción de continuidad” que proyecte una historia verdaderamente brasilera. Pero esos vínculos amorosos están marcados, desde su origen, por la triangulización y/o el conflicto. Esto complejiza la idea de continuidad y refuerza los inevitables desvíos que configuran el relato. De hecho, la síntesis entre la cultura occidental y la indígena se ve frenada por rupturas llevadas hasta el límite. Resulta necesaria la muerte de una de las partes (en Iracema) o un exceso proliferante de mediaciones culturales que dividen la trama textual en dos líneas diferenciadas (en Ubirajara).