Última modificación: 2018-02-04
Resumen
Al comienzo de Música sentimental, cuando Pablo y el narrador están llegando a Burdeos, tiene lugar el siguiente diálogo:
Nos trasbordamos.
– Venga a almorzar conmigo -le dije.
– ¿Adónde?
– Abajo.
– ¡Hum!... me parece más prudente esperar a que lleguemos a Burdeos.
– No tenga miedo; en Francia hasta los zonzos saben comer. (Cambaceres, 1994: 39)
Diálogo inicial de una novela que narra un viaje iniciático, este pequeño fragmento condensa algunas líneas de análisis que nos permiten problematizar la relación que se puede rastrear a lo largo del texto entre los itinerarios de viaje y el aprendizaje recogido por los personajes.
En primer lugar, en este breve intercambio aparecen ya delineadas las posiciones que adoptarán luego ambos personajes. Definidas en base al conocimiento y la experiencia del mundo europeo, dichas posiciones parecen decir: el maestro ordena y responde, el discípulo pregunta y vacila. El “trasbordo”, cruce de un linde a partir del cual se delimitan los roles de los personajes, se configura entonces como condición de posibilidad del diálogo didáctico entre maestro y discípulo.
En segundo lugar, a partir de la ambigüedad de un “nos” que puede ser inclusivo y de un pretérito que puede ser presente, la palabra misma se trasborda y ese “nos trasbordamos” se abre a la posibilidad de una lectura metadiscursiva. Dicho de otra manera, junto con el cuerpo que se trasborda del barco a la lancha que lo va a depositar en Burdeos, el lector, el relato mismo, se trasborda y el verbo introduce el pasaje referido al discurso directo. Esta lectura se corresponde con la que realiza Laera, cuando sostiene que “en Música sentimental el relato está en el lugar del cuerpo” (2004: 272).