El problema de la representación y el testimonio se unen en un punto notablemente discutido. Aquí surge la cuestión del Holocausto, el exterminio de judíos como plan sistemático del nazismo durante la II Guerra Mundial, en la cual lo que está en juego es más que una discusión estético-filosófica. La discusión abarca tanto lo que se refiere a la representación visual, fotográfica, y, en el caso del caso del lenguaje, nos referiremos a Paul Celan y Primo Levi. En el primer caso, nos hallaremos con una fuerte polémica acerca de la validez de las imágenes tomadas en Auschwitz, en lo que nos guiará Georges Didi-Huberman. La poesía de Celan tiene como trasfondo la masacre de los judíos pero su articulación ofrece complejos matices que sólo pueden plantearse a través de una exposición de su poética, cuyo nivel estético no puede ser separado de la ética y la política. Más que una estética, o junto con ella, es una ética del decir poético lo que su obra moviliza, de allí su intensidad, su novedad y la especificidad de su hacerse y –claro está– la modalidad de su lectura, que sólo podremos esbozar y relacionar con la obra de Primo Levi, que constituye la mirada del testigo directo. En todos los casos, nuestra hipótesis de trabajo acuerda, pese a las dificultades, con la posibilidad de mostrar, hablar, del Holocausto, no en su totalidad, lo que sería un espejismo, sino de modo mediato y parcial, por medio de imágenes y palabras, de testimonios directos y de experiencias. Y también con que aquí no hay re-presentación, sino presentación, lo que nos proponemos desarrollar.