Última modificación: 2018-02-07
Resumen
Este trabajo revisa la concepción del neobarroco desde la perspectiva teórica propuesta por Severo Sarduy, haciendo hincapié fundamentalmente en la preponderancia de la concepción del significante del signo mediante ciertos mecanismos de artificio de la escritura, como por ejemplo, el de la proliferación. Se hace esencial entender el neobarroco desde una teoría de los signos en cuyo lenguaje también opera una traducción: concebir al texto como estadio de producción creadora de significantes que se remiten continuamente entre sí. El régimen semiótico intenta establecer así su mixtura, mediante la transformación creadora de sus enunciados. El signo se fantasmagoriza, desaparece, no tiene destinatario, es multiplicidad pura. De esta manera, el control y la uniformidad voluptuosa que caracterizan al lenguaje barroco devienen heterogéneos, polívocos y múltiples en la constelación neobarroca, como bien lo materializa la escritura del poeta argentino Arturo Carrera en su libro La partera canta. El neobarroco establece así un cambio de paradigma en cierta tradición lírica latinoamericana operando sobre una fisura de la lengua que es la que activará un círculo incesante de desplazamientos sígnicos. Este tipo de escritura, lejos de cerrarse sobre sí misma, tiende a la apertura del signo, desde donde se abrirán y expandirán, finalmente, las fronteras del texto.