Última modificación: 2018-02-07
Resumen
Jack Zipes (2001: 44) sitúa en la era Glaciar los relatos de tradición oral. Desde aquellos remotos tiempos, el desfile de monstruos en la literatura resulta propicio para exponer la lucha entre el bien y el mal, lo cual se reproduce en la literatura infantil a partir del nacimiento del género maravilloso y en sus rescrituras, asociadas el nacimiento de la escuela y a otros períodos en los que prevalece la obsesión adulta por el disciplinamiento infantil. En el siglo XX corrientes asociadas a la pedagogía y a la psicología producen un curioso viraje respecto de las historias para niños. Unas, presa de la neurosis de la felicidad, apuntan a un mundo políticamente correcto donde, en su in nominación, los comeniños se extinguen vertiginosamente. Otras, influenciadas por corrientes psicoanalíticas, de impronta surrealista (en clave fantástica) sacan a relucir el reverso de la lógica, el inconsciente, los sueños, el delirio, Dentro de estas tendencias, tomaremos un corpus que presenta, de modo complejo, el problema de unos comeniños ¿nuevos? sugestivamente estilizados.