Última modificación: 2018-02-07
Resumen
En 1944, Carlos Drummond de Andrade escribe un poema crítico o un metapoema (o, aun, un poema crítico del arte de poetizar...) que intitula “Procura da poesia”. Allí recomienda a los potenciales poetas: “Penetra surdamente no reino das palavras”. ¿Qué invitación será esa a entrar de modo sordo al reino de las palabras? ¿Entrar sin escuchar o entrar sin que se lo escuche al que entra? La hipótesis es la de que esta invitación es a observar como un gato intruso que entra con sus patas de almohada sin que nadie lo escuche, sin que nadie lo vea, pero que mire atento con su mirada inquisitiva y que escuche bien con sus orejas paradas. Que se abra la escucha al reino de las palabras y que se sepa hacer de ellas un juego de armar y desarmar el lenguaje. Que el reino de las palabras sea un espacio en el que hacer poesía es transgredir y suspender el sentido del lenguaje; que este sea su material, pero su material desarticulado de las leyes que lo rigen. Que el espacio literario sea la apertura del soplido de la palabra que pone en riesgo la realización del lenguaje con sentido único. Que el ser de la poesía pueda gozar el divertido encanto del error, que el poeta se pueda entregar a la infantil soberania de poder equivocarse. Que el poema se haga zurdo, izquierdo, como dirá el ángel torcido que un día encontró al poeta: “Vai, Carlos! ser gauche na vida”.