Última modificación: 2018-02-07
Resumen
A mediados del siglo XII se produjo una transformación radical del aspecto del libro y de la página escrita, así como del uso del libro y de lo escrito. El texto ahora se dispone a dos columnas, con muchas iniciales coloreadas, con calderones que alternan azul y rojo, dividido en capítulos, con sus títulos, con epígrafes en el borde superior de la página, con tablas de capítulos, con secciones marginales para el comentario y espacio para las glosas, con ilustraciones y miniaturas.
En el ámbito castellano, este proceso puede documentarse en época más tardía. Aunque sin duda los talleres de copia debieron de funcionar según las nuevas pautas desde finales del siglo XII, en torno a la cancillería regia de Alfonso VIII y Fernando III y los centros catedralicios de Toledo y Santiago de Compostela, no disponemos de testimonios directos de una producción manuscrita masiva hasta la época de Alfonso X (mediados del siglo XIII).
De la ingente producción manuscrita alfonsí nos han llegado un número apreciable de códices regios que testimonian el dominio de las tecnologías más avanzadas para la puesta en página de textos de las materias más variadas. Esto es especialmente notable en el caso de textos científicos.
Pero también comprobamos que en los códices historiográficos muchos elementos de la puesta en página y, sobre todo, de las ilustraciones y miniaturas que acompañan el texto, vienen a reforzar los efectos de sentido que apuntan a legitimar el relato alfonsí como la representación verdadera del pasado, del presente del nuevo orden y del futuro de la gloria imperial del reino.
Este trabajo, aprovechando instrumentos críticos de la filología material, ofrece un sintético análisis de aspectos gráficos de algunos códices originales del scriptorium alfonsí para ilustrar de qué modo colaboran en la producción de sentido y la vehiculización de la ideología regalista del Rey Sabio.