Última modificación: 2018-02-11
Resumen
Tal como sostiene Amossy, es posible pensar la polémica como un modo argumentativo que permite la coexistencia en el disenso (Amossy 2011). Esta perspectiva, que se opone al modo tradicional de pensar la polémica, exige el replanteamiento de varias problemáticas relativas a dicho fenómeno. Una de ellas es la cuestión del ataque personal o argumento ad hominem.
Como señala Angenot (1982) un discurso polémico implica siempre un contra-discurso antagonista. Característicamente, una polémica presenta una “dicotomización” de los discursos enfrentados (Dascal 2008), es decir que éstos aparecen como mutuamente excluyentes. De este modo la descalificación del discurso adversario se presenta como necesaria para sostener la propia tesis. Es por eso que el discurso polémico “es un discurso descalificativo, es decir, que ataca un blanco” (Kerbrat-Orecchioni 1980: 12).
El ataque personal es un recurso muy frecuente (aunque no es estructural) en las polémicas. Como sabemos, éste es entendido desde la lógica informal como un tipo de falacia. No obstante, en el contexto de los estudios retóricos, es pensado de otro modo. En efecto, tal como propone Alan Brinton (1985) el argumento ad hominem se relaciona con el ethos, es decir, la imagen de sí que el orador construye en su discurso y que garantiza su credibilidad; ya que mediante el ad hominem se muestra que el locutor no tiene la autoridad moral suficiente, que no acostumbra deliberar de un modo correcto, o bien que no comparte los valores y creencias presupuestas en el contexto.
Desde este marco teórico, estudiamos un artículo periodístico aparecido en el contexto de la polémica por la aprobación de la ley de matrimonio igualitario en Argentina en el año 2010. En primer lugar, damos cuenta de las características generales de dicha polémica y ponemos de relieve el repertorio de argumentos que circularon en los medios de comunicación. Una vez contextualizado el artículo en este marco general de la polémica, señalamos en el mismo diversos ataques personales y procuramos explicar de qué modo atacan el ethos del adversario restándole legitimidad a su discurso. Según creemos, este análisis concreto constituye una muestra de que, tal como sostiene Brinton, es posible pensar el fenómeno del argumento ad hominem, ya no como un argumento falaz, sino como el ataque a la credibilidad del locutor y, en consecuencia, a la de su discurso.