Última modificación: 2018-02-11
Resumen
En el marco de la crisis renacentista que representa la transición del Medioevo a la era moderna, los soliloquios de Hamlet, de la obra homónima de William Shakespeare, pueden entenderse como gestos epistemológicos que intentan comprender el mundo circundante sumido en tal período crítico. En este marco, los modos de conocer de la Inglaterra isabelina no se mantienen al margen de esa crisis, sino que son ellos mismos objeto de interpelación. En este sentido, ya no resulta enteramente satisfactoria la exégesis medieval mediante la cual el hombre se constituye en un semiólogo que debe descifrar e interpretar en la naturaleza la inescrutable voluntad divina. Sin embargo, por otro lado, el Renacimiento inglés, en tanto etapa de transición, no termina de afianzar el lugar del hombre como sujeto epistémico en relación con su entorno y con la divinidad. Es así como los soliloquios del príncipe de Dinamarca no sólo reflexionan sobre una exterioridad que se trata de leer y conocer sino que recaen sobre sí mismos, convirtiéndose en instancias metarreflexivas que indagan las propias posibilidades de reflexionar, sus alcances y modalidades.