Última modificación: 2018-02-11
Resumen
“Transgresión” es una palabra importante en la indagación de Rayuela y Los detectives salvajes, novelas que ponen, en niveles y de maneras distintas, la vanguardia como cuestión. Cortázar pasea con la patafísica y el surrealismo, con Jarry y Mondrian, mientras Bolaño se mete con el estridentismo mexicano y poemas pictográficos. Sin embargo, el lapso temporal que separa el acontecimiento de las vanguardias históricas de la publicación de dichas novelas es un índice incontrovertible de este cuestionamiento. ¿Qué pretenden Cortázar (en 1963) y Bolaño (en 1998) con el cuestionamiento de la vanguardia? La primera y obvia objeción que se hace a sus respectivas novelas es la que apunta a su probable caducidad, al anacronismo del carácter intencionalmente experimental que se les imputa (a causa de su estructura fragmentaria, principalmente). En esto, entonces, reside la cuestión: transgresión, destrucción, renovación son acciones que se relacionan tradicionalmente a las poéticas de vanguardia, pero ¿cómo enfrentan Cortázar y Bolaño la posibilidad o necesidad de estas acciones? El artículo siguiente presenta unas primeras preguntas que permiten reflejar tales cuestiones y, sobre todo, permiten pensar una medida para la relación entre esas dos grandes novelas.