Eventos Académicos, V Congreso Internacional de Letras

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La experiencia de la pérdida: la delicadeza en "Desarticulaciones" de Silvia Molloy
Laura Raso, Gabriela Simón

Última modificación: 2018-02-17

Resumen


Dice Sara Cohen: “Uno podría arriesgar que es inherente a la experiencia estética la percepción de la pérdida, es decir, no existiría tal experiencia si no se hiciese presente en el acto mismo del goce estético la dimensión de la pérdida” (Cohen 2002: 21). Pero, ¿cómo se dice, entonces, la pérdida?, ¿desde dónde, con qué voz se narra el olvido?, “¿Cómo dice yo el que no recuerda, cuál es su lugar de enunciación cuando se ha destejido la memoria?” (Molloy 2010: 19).

Así como los que quedan son fragmentos de memoria –de la voz que evoca, de la mujer que es evocada por esa voz, pero ya no puede evocar–, el imposible relato Desarticulaciones de Silvia Molloy no puede narrarse sino bajo la forma de lo fracturado, o de “destellos”. Precisamente, son destellos de delicadeza, a nuestro juicio, los que van construyendo, como en un patchwork, una especie de diario de duelo de la narradora que ve a su amiga perder la lucidez por el Alzheimer. Duelo, también, de “una relación que continúa pese a la ruina, que subsiste aunque apenas queden palabras” (Molloy 2010: 9).

Entendemos, con Barthes, la delicadeza como una de las figuras de lo Neutro, “que juega con el detalle inútil”, la “minucia”, “lo que brilla en desorden, fugazmente, sucesivamente, en el discurso ‘anecdótico’: el tejido de anécdotas del libro y de la vida” (Barthes 2004: 77). Minucia discursiva que es también minucia del sujeto. El sujeto deviene dispersión, un juego de partes, una heterogeneidad que no es asimilable a un todo: el sujeto en sus detalles.

Nuestro trabajo analiza, entonces, la figura de la delicadeza en Desarticulaciones de Silvia Molloy, relato construido por breves destellos que, como la memoria de la enferma, dispersan toda pretensión de sentido.


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