Última modificación: 2018-02-17
Resumen
Desde fines del siglo XIX, Unamuno mantuvo una larga contienda con el modelo hegemónico de la historia crítica de la literatura española. Por eso debió atacar en múltiples ensayos no sólo al espacio academicista en general, sino también a la figura legitimada de su maestro Menéndez y Pelayo, ya que en ella veía condensados los mayores peligros de la homologación entre historia y ciencias naturales. Uno de sus mecanismos para cimentar esa invectiva a los sabios fue la potenciación de la metáfora de “la esfinge”, donde parece Unamuno haber cifrado la distancia radical que lo separaba del ambiente erudito. Tal vez a través del análisis de su recurrencia pueda comprenderse mejor la personal distinción que enfatizó Unamuno entre una crítica “paleontológica”, archivística y fúnebre, y otra capaz de situarse desde lo vivo.