Última modificación: 2018-02-17
Resumen
La metáfora de la filiación, sintagmas como “el padre de los poetas” o “el padre de la literatura”, y las ideas de herencia, dinastía y parentesco inundan las páginas de la crítica literaria. En su análisis de las influencias poéticas, Harold Bloom estudia a los poetas “padres”, “fuertes” o “precursores” y las malas lecturas que hacen de ellos los poetas “hijos”. J. Keats señala la actitud ambigua que se adopta frente al padre literario que fluctúa entre la admiración y la frustración y dice que el poeta hijo solo podrá escribir una marginalia de la obra del padre.
Cuando el poeta padre es el padre biológico, las ideas de herencia y los intentos de explicar una obra a la luz de la otra se intensifican. Al referirse a las obras de Martin Amis, los críticos no pueden hacerlo sino en referencia a la obra de su padre y reparan en las características que padre e hijo comparten y señalan todos aquellos aspectos en los que difieren.
La eterna dicotomía, ya presente en aquellos poemas que rendían tributo a William Shakespeare, entre talento y esfuerzo se resignifica y resemantiza en la obra de Martin Amis transformándose en una nueva oposición cuyos términos dicotómicos son el esfuerzo y la determinación genética. ¿Cómo construye el poeta hijo su figura de escritor bajo esa particular influencia (en términos de Bloom)? En Experiencia, libro de memorias, Martin Amis construye su propia figura de autor a partir de una doble genealogía. Reconoce, por un lado, en Bellow y en Nabokov a sus “padres literarios”, pero su autobiografía no deja de lado una segunda filiación, más literal, su línea hereditaria que lo conecta con un “padre literato”, Kingsley Amis.