La estética y las teorías del arte forman parte inseparable de los procesos y manifestaciones artísticas así como también de la comprensión de esos mismos procesos en el arte contemporáneo. Se trata de pensar la estética como complemento indispensable de la imagen y de las artes plásticas en general pues plantea las líneas esenciales de la pregunta filosófica y teórica sobre el arte en sus actuales rupturas visuales. Por tanto, la interrelación de los planteos conceptuales con la producción plástica concreta permite reflexionar sobre los principales núcleos problemáticos que conforman el pensamiento estético occidental considerando que la pluralidad de las artes es irreductible. Daniel Guebel en Genios destrozados (2013) presenta artistas plásticos considerados genios frente al sufrimiento que encarna el gesto creativo. Vidas miserables y sentimientos profundamente dolorosos que producen cosas bellas y en algunos casos obras de arte. Si en el debate estético contemporáneo se pone en crisis el sentimiento de placer kantiano como fundamento del juicio de gusto del sujeto frente a lo bello, en Genios destrozados, el placer está negado ahora no al receptor sino al creador de la obra. La violencia y el dolor en el origen de lo bello planteada en las vidas de Duchamp, Rembrandt o Rothko a través de la palabra pone en operación el conflicto de la palabra con la imagen y de lo bello, ya no con el placer, sino con el dolor.