Última modificación: 2018-01-27
Resumen
El taller de lectura y escritura denominado “Vidas que cuentan” es un espacio puente interinstitucional: articula un centro de atención de adicciones y una escuela que brinda educación secundaria a los jóvenes que se encuentran realizando tratamiento allí. La Ley de Educación Nacional 26.206 (MECyT, 2006) vuelve obligatoria la educación secundaria promoviéndola para quienes históricamente habían estado excluidos de la misma.
Para pensar las relaciones que mantienen las producciones discursivas y las prácticas sociales en este taller, la presente ponencia se enmarca en la propuesta de Roger Chartier (2006) que concibe la escritura como una práctica situada entre otras prácticas sociales, con una historia que la precede y que configura modos posibles de leer y escribir. Con el objeto de interrogar las prácticas del taller, tomaremos un neologismo, hablatura, creado por uno de los jóvenes al poner a jugar las reglas de formación de palabras, y exploraremos distintas dimensiones del mismo relacionándolas con los quehaceres en este espacio. Las hablaturas delimitan una zona de interacción entre las oralidades-escrituras-literaturas-culturas donde se va elaborando un texto polifónico (Bajtín, 2003) en la conversación. La hablatura es un texto que está siendo en el intercambio grupal. Un tejido en torno a experiencias de lectura que puede devenir microrrelato, poema o comentario acerca de la lengua o la literatura. Situados en las reflexiones acerca de los talleres de escritura (Pampillo y Alvarado, 1989) es posible pensarla como el momento necesario donde encontramos qué decir, la inventio (Barthes, 1982).
Desde una metodología de la clínica de la escritura (Cifali, 2005), la producción misma de esta ponencia de autoría compartida constituye un espacio de investigación y debate. Es una escritura que experimenta, ensaya y hace posible una mirada que desnaturaliza la propia práctica (Chartier 2006).