Última modificación: 2018-01-27
Resumen
En Alguien se acerca, novela publicada en 1998, Benjamín Prado invita al lector a sumergirse por entero en la cuestión de la identidad. Teniendo como punto de partida un suceso traumático, es decir los asesinatos a quemarropa acontecidos en el bar Plaza Roja, es posible asistir en el discurrir de la novela al desdoblamiento del personaje principal, Unai Gómez Arrieta, devenido desde el inicio in media res de la narración en un barojiano Andrés Hurtado. El hecho policial impulsa al personaje a un doble movimiento: evadirse para poder cambiar, ser otro gracias a la distancia cobrada. De esta manera, la identidad se despliega en el juego que supone la transitoriedad y la representación. Pero más elocuente aún, es el valor que cobra la alteridad en el curso de la narración. Sabido es que normalmente la categoría de la “otredad” permite delimitar la propia identidad por medio de una operación de contraste: somos lo que no son los otros, en tanto que los otros no son como nosotros (Todorov, 1991). Sin embargo, algo muy distinto sucede en las páginas de Alguien se acerca, pues la alteridad, lejos de servir como punto de contraste para la construcción de la identidad, opera en la novela como un elemento constitutivo de la misma, no en términos oximorónicos sino inmanentes. De manera tal que los personajes de la novela sólo podrán ser en términos dobles: ellos y un otro, ellos siendo otros.