Horacio Quiroga siempre estuvo muy atento a las transformaciones culturales de su época, buscando distintas formas de incluirlas en sus cuentos. Él fue uno de los primeros a escribir notas críticas sobre el cine en el Cono Sul y esto trajo cambios considerables a su técnica narrativa.

Explotó las posibilidades narrativas de la captación de imagen fotográfica en dos de sus cuentos: “El retrato” (1910) y “La cámara oscura” (1920). En 1918 empezó a escribir sus notas sobre cine y en 1919 escribió “Miss Dorothy Phillips, mi esposa”, el primer de sus cuatro cuentos ambientados en este universo.

Tanto en sus notas, como en sus cuentos Quiroga trató de varios aspectos relacionados al universo cinematográfico: de la costumbre de la gente de frecuentar las salas de proyección, de las películas y su producción, de la manera de actuar de los actores, de la industria cinematográfica y habló especialmente de las estrellas del cine. El autor incluso parece sugerir que el universo del cine es una especie de sitio de los sueños, donde el hombre común va a ver, y especialmente, a soñar con las bellas y perfectas diosas de la pantalla grande.

El crítico Carlos Dámaso Martínez (1996) y la investigadora Laura Utrera (2010) incluso creen que hay una continuidad discursiva entre las notas y los cuentos escritos por el autor uruguayo.

Buscamos comprender como se establece esta continuidad discursiva y también como los personajes femeninos, o sea, las estrellas de cine son descritas y de qué modo se diferencian de los personajes femeninos de otros cuentos del autor, enseñando de esta forma las transformaciones culturales de la época. Utilizaremos, principalmente, notas críticas, como “Aquella noche” (1918) y cuentos de Horacio Quiroga, como por ejemplo, “El Vampiro” (1925) para nuestro análisis.