Última modificación: 2018-01-07
Resumen
Creo que no resulta exagerado afirmar que, en buena medida, el progreso de una nación depende de la formación de sus docentes. Esto es, de quienes a su vez tendrán la tarea de formar a todos los ciudadanos. Si partimos de esta idea, resulta ineludible ocuparse del tema de manera ininterrumpida, ya que sobradas son las experiencias de esfuerzos aislados que se diluyen sin llegar a producir el impacto esperado en ninguno de los niveles de nuestro sistema educativo.
Ahora bien, habitualmente distinguimos “formación inicial” de “capacitación en servicio”. Claro, la formación inicial no se puede eludir, ya que, sin ella, no se llegaría a obtener el título de Profesor que es necesario para desempeñarse en la tarea de enseñar. Nótese que hemos dicho necesario y no imprescindible. Esto se debe a que, muchas veces, nos encontramos en las aulas con personas que sin haber obtenido el título correspondiente cubren el cargo de un docente. ¿Por qué este fenómeno ocurre cada vez con más asiduidad? ¿No es esto contradictorio con un discurso que afirma a los cuatro vientos la necesidad de mejorar la calidad educativa en todos los niveles?