En la cotidianeidad en los procesos de formación docente, conviven practicas y discursos pretéritos que van desde un sujeto pedagógico muchas veces idealizado, donde palabras tales como “vocación”, “apostolado” y hasta una “infantilización de este sujeto pedagógico” todavía le pelean el terreno a la cuestión de la “profesionalización docente” y su lugar en el aula, mas allá de una concepción técnica-instrumentalista.

Lo cual me conduce a interrogantes, que creo pertinentes desde la “Pedagogía de la Formación en el Nivel Superior”, que parte de mi Practica en el profesorado de Educación Física e Ingles en el Colegio Ward:¿Cómo ayudar a construir ese rol docente en etapa?, ¿De qué manera resignificar las prácticas y discursos pedagógicos?; en definitiva tomar la interpelación concreta que se nos explicita en la práctica cotidiana, como formadora de formadores: ¿a quién/nes estamos formando y para qué estamos formando?, ¿Cuál es el sentido de nuestro trabajo?.

Poner en discusión estas interpelaciones me parece primordial y apasionante, ya que permiten construir los itinerarios posibles de la Formación Docente y renovar el compromiso con la Tarea que cotidianamente se lleva a cabo en el aula, y eso tiene el valor de una “apuesta”, apostar a que algo se puede transformar.