Última modificación: 2021-07-28
Resumen
Las novelas Tres muescas en mi carabina (2002) de Carlos María Domínguez y Kanaka (2010) de Juan Bautista Duizeide están situadas en dos islas del Río de la Plata: Juncal y Martín García, opuestas por su formación sedimentaria y granítica respectivamente, por su devenir histórico y por el tipo de comunidades que albergan en la ficción. Sin embargo, las dos comparten el orden diferencial frente al continente que es característico de los espacios insulares de la literatura. Ambas son territorios marginales: Juncal prolonga la economía informal del Delta sobre el que también escribe Domínguez y las prácticas sociales que se le asocian; Martín García, como lo fue efectivamente siglos atrás, es un presidio poblado por los sujetos excluidos del orden terrestre. La diferencia es que Juncal y la sociedad que se organiza sobre ella son creaciones voluntarias de los colonos que deciden apartarse del continente mientras que Martín García es geográficamente independiente de la voluntad humana y está poblada por la fuerza que el Estado ejerce sobre los habitantes de la nación.
Como lugares de exclusión, las dos islas pueden pensarse como heterotopías, el término con el que Foucault, en una serie de conferencias de la década de 1960, designa los “espacios de afuera” que tienen una localización específica, en contraposición a las utopías con las que comparten la impugnación del orden normal. El énfasis territorial de las dos islas de las novelas se enmarca en proyectos de escritura caracterizados por la construcción espacial de una región literaria rioplatense, en el caso de Domínguez, y de la regionalización de la literatura marinera, en el de Duizeide. En el orden ficcional, ambas islas establecen una relación con el continente que no es la analogía o la inversión que sostienen las utopías sino una trama de relaciones concretas –sociales, económicas, políticas– que son parte de la construcción de una literatura territorializada.
En consonancia con el imaginario que hace de la isla un espacio para el comienzo de algo nuevo, las novelas insulares de Domínguez y Duizeide no solo cuentan cómo se establecen comunidades que transforman el espacio cerrado de la isla sino que marcan el comienzo de estos proyectos en el sentido que le da Edward Said Beginnings (1975): una construcción retrospectiva que permite la lectura del conjunto de una producción a partir de sus coordenadas. El objetivo de este trabajo es establecer la intervención de la insularidad en ese mecanismo literario por el cual los escritores definen una intención inicial que les da unidad a sus proyectos de escritura. En los dos casos, me interesa ver esa intención en la construcción de territorios literarios en y desde las islas: la región rioplatense de Domínguez –una zona intermedia entre las dos naciones que lo comparten, al tiempo frontera y orilla– y el río-mar de Duizeide, un espacio literario apoyado en la anomalía del Plata en el sistema fluvial que le permite la apropiación de las formas narrativas ligadas a la navegación.