Las prácticas artísticas textiles se han situado definitivamente en los dominios del arte contemporáneo luego de su derrotero por los márgenes de lo que la modernidad había inventado como nueva categoría: el Arte. Dichas prácticas han tensionado la escena artística actual -tanto local como regional y global-, a partir de la revitalización e incorporación de lo doméstico en la escena del arte. Este término, que incluye todas las actividades de cuidado que en ese ámbito se desarrollan, nos transporta tanto la intimidad del hogar como la esfera de lo cotidiano. El arte textil contemporáneo nos presenta, a partir de su vínculo directo con el cuerpo, con la memoria y las afecciones; la posibilidad de ser abordados mediante “la lente del afecto”. Es esa naturaleza afectiva de la memoria, muchas veces traumática y adherida al dolor, la que encuentra en lo textil una posibilidad efectiva de hacerse visible y palpable para el espectador, y de la que el presente trabajo se ocupará específicamente.