Última modificación: 2019-07-19
Resumen
La arqueología ha precisado, con un alto grado de certidumbre, que durante el IV milenio a.C. se pasa en el Sahara oriental de una economía basada en la caza-recolección a una que privilegia los animales de sus rebaños y las plantas que cultivaban. Sin embargo, al estudiar la iconografía (arte rupestre y cerámicas decoradas, sobre todo) del período, lo que aparece es una alta presencia de imágenes de cacería de animales salvajes. Esto plantea un problema y un desafío para los investigadores, ya que la caza era una actividad más bien marginal en un sentido económico. En un sentido político, por otra parte, es un tema absolutamente central, ya que en este período comienza un proceso de diferenciación social hacia adentro de las comunidades nilóticas y saharianas y el prestigio obtenido mediante el control de las potencias de la naturaleza tenía un rol fundamental. En el presente trabajo quisiera plantear tres cuestiones: 1) la exhibición de animales siendo cazados no tiene por qué expresar una necesidad alimentaria. 2) Lo que importa es justamente la exhibición, no la caza efectiva. 3) La representación es una metáfora, y en tal sentido puede prescindir de la imagen del cazador. El objetivo es demostrar la habilidad del individuo, en una palabra, obtener prestigio. Prestigio que le otorga una posición distintiva dentro de una sociedad hasta el momento “igualitaria”. En este sentido, la cacería de animales salvajes es un eslabón fundamental en el proceso de construcción de jerarquías que se dio en el Valle del Nilo en esos años. Cazar animales ya no era importante para reproducción física de los pobladores predinásticos, sino para la reproducción simbólica de una élite gobernante.