Heidegger en Grundbegriffe busca despertar una disposición existencial al ser destinal, que implica un desmontaje de la metafísica de la presencia. Requiere así una destrucción de la tradición que llevó a la homogeneización de todo lo ente en cuanto recurso y resultado disponible en todo momento y en cualquier parte –que identifica con el preguntar del accionista de la bolsa y la indiferencia– para abrir la posibilidad de una existencia arraigada en una Stimmung provisoria y comunitaria, incesantemente descolocada (Versetzensein problemático con respecto al animal, que se comparará con Del Barco en las campanas no tienen paz al relatar el mundo como juego a partir de un infante cazador de avestruces que deviene avestruz, y es asesinada). Propone tres tesis provisorias, pero originarias: el hombre es configurador de mundo; el animal es pobre de mundo y la piedra es sin mundo. Heidegger retoma el problema del mundo en Schwarze Hefte en un antisemitismo metafísico, donde el judío es sin mundo. A su vez, rechaza la pobreza de mundo animal.

Lo interpretaremos desde Il linguaggio e la morte de Agamben como parte del “pensamiento de la voz sola”: máquina ontológica-biopolítica que funciona a partir del sacrificio animal. Se determina el lenguaje desde el mutismo animal y su ausencia de muerte, frente a los privilegios negativos de la propia muerte humana y el habla. Si bien Heidegger plantea la posibilidad de no abrir el lenguaje desde la articulación entre voz no articulada y logos articulado, señala Agamben, vuelve a caer en la ontología negativa al plantear la Voz de la conciencia en Sein und Zeit. Indagaremos tal máquina en el seminario heideggeriano desde la apertura del mundo en cuanto oposición y jerarquización logofonogramacéntrica de lo humano sobre el animal , para eventualmente interrumpirla continuando a Benjamin.