Última modificación: 2019-07-19
Resumen
Friedrich Nietzsche en Así habló Zaratustra nos presenta la figura del profeta persa rodeado de animales. Su águila y su serpiente lo acompañarán desde el comienzo de su peregrinar y, a lo largo del texto, se irán sumando una vasta variedad de animales no humanos. Lejos de proponer un bestiario antropomórfico, en el texto se exaltan las prácticas y las singularidades de cada animal no humano en pos de poner en tensión aspectos naturalizados en las representaciones hegemónicas de lo humano. Los animales en la lectura de Zaratustra, no solo pueden ser leído como los acompañantes que guían el camino de Zaratustra hacia un más allá de sí, sino que permiten también pensar en una clave deconstructiva como Nietzsche se vale de sus animales para poner en valor sus virtudes, pero también martillar las prácticas humanas instituidas como lo normal o lo natural. Las prácticas de los animales no humanos: pastar, rumear, planear, hacer túneles y tantas otras figuras de algún modo hacen temblar el “Quién” del sujeto de la ratio moderna-occidental en pos de derrumbar sus estructuras metafísicas, antropológicas, éticas y políticas.
En este sentido, el presente trabajo busca recuperar la figura del animal como estrategia del martillo nietzscheano que provoca la caída de las sombras de dios -entre ellas el humanismo- y habilita un pensamiento poshumano. Dice Zaratustra una y otra vez: “el hombre es una cuerda tendida entre el animal y el übermensch”, “el hombre es algo que debe ser superado”. De algún modo, Así hablo Zaratustra nos exhorta a superar la relación de dominio que se ejerce sobre lo viviente y que se ha ido hegemonizando con la interpretación del ser humano como sujeto. Superar esta ficción permite abrir senderos no transitados hacia figuras de lo humano que puedan ser interpretadas desde una comunidad de vivientes que somos que incluya toda la pluralidad de formas de vida y de lo viviente existentes