Eventos Académicos, I Encuentro Internacional de Arte y Pensamiento sobre Animalidad

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Del quién al animote: cómo un sin rostro puede mirarme desde el pudor
Leonel Serratore

Última modificación: 2019-05-31

Resumen


Autor: Leonel Serratore (UBA)

Avalante: Lic. Anahí Gabriela González (UNSJ-CONICET, UNSAM, PARIS VIII)

Resumen

El desmontaje de los discursos filosóficos postcartesianos, caracterizados por presentar una topología Animal fundante de la aparentemente sólida limitrofia occidental, comporta el gesto derrideano propicio en la solicitación de subjetividades aún humanas demasiado humanas. Entre las voces siempre falogocéntricas de la tradición humanista destacan los planteos fenomenológicos de Jean Paul Sartre y  Emmanuel Lévinas. Sus obras, atravesadas por una innegable herencia que ha privado al animal de la mirada, devendrán temblor frente a la fantasmática e inquietante escena de la gata-gato que-me-mira. Ya sea desnudo o vestido, Derrida siente pudor ante aquella gata-gato que lo mira. Esta partida lúdica del binario desnudo/vestido evidencia, paralelamente, uno de los propios del hombre “la vestimenta”, modo de ser vestido, modo de ser humanamente vestido, re-vestido, in-vestido por la soberana humanidad; y la diseminación de sus iterables sentidos que articulados con las mutaciones del sintagma que donc je suis logran dislocar de la puesta en escena al je y patentizar ese radicalmente otro llamado “animal”. Así, Derrida restituye, a partir de la vergüenza, la mirada del animal y su condición ontológica de ser-vidente.

Mientras Sartre afirma en el apartado titulado Le regard de su L’etre et le néant “que el ser visto por el otro es la verdad del ver al otro” desplegando un Otro como Ser aquí y ahora en relación con el mundo, que experimenta los efectos cosificadores y la vergüenza del ser-mirado por el Prójimo pero siendo capaz, asimismo, de mirar. Derrida no sólo cuestionará el alcance de la noción de prójimo, prójimo que en Totalité et Infini Lévinas exhibe con otro de los propios del hombre “el rostro”, sino además la reducción teorética del animal al modo de ser-mirado.

Sin embargo, considerar todavía al Animal, en mayúsculas, en singular general, implicaría perpetuar los “crímenes” de esa tradición reduccionista, continuar homologando bajo una totalidad indiferenciada a una multiplicidad irreductible de seres vivos mortales y simplemente opuestos a la humanidad. Es entonces cuando Derrida introduce el término quimérico animote en vistas de repensar el ¿quién soy? autobiográfico, los límites entre lo humano y lo animal o entre los seres vivos no-humanos, el pensamiento que ha negado la palabra y el nombre a los animales. En definitiva,  para dar cuenta de aquel Mitsein transido por la multiplicidad, por el encuentro de ese gata-gato que-me-mira, de mí y del animal-en-mi

 


Palabras clave


Animal;Derrida;Animote;Deconstrucción; Sartre; Levinas; Humanismo