Última modificación: 2019-07-19
Resumen
Autor: Adrián Aguirre (UBA)
Avalante: Lic. Anahí Gabriela González (UNSJ-CONICET, UNSAM, PARÍS VII)
Resumen
Aceptar el devenir-que somos- forma parte de uno de los tantos "regalos" dejados por Nietzsche en su Así habló Zaratustra. Un regalo, un Don, que en su mismo acontecer inesperado nos irrumpe, se nos impone y nos da que pensar: si somos devenir y tránsito ¿qué hacemos con la pluralidad -que somos-? ¿qué hacemos con el animal-que somos-? o en otras palabras ¿qué hacemos con la alteridad -que somos-? La pregunta por el trato hacia la animalidad nos invita a plantear otro tipo de vinculación con la pluralidad de lo vital y ya no solamente de forma sacrificial. Aceptar el devenir que somos implica pensar en términos ontológicos y éticos otro modo que ser: "ser-con” lo otro animal, lo otro ya presente en mí. Esto es aceptar que la identidad que creemos ser es ya estar transitado, transido por la extrañeza de la plural animalidad. Nos co-habita lo animal, lo extraño, dentro y fuera nuestro, patentizando la imposibilidad de cierre, captura y apre(h)ensión total de aquello que somos.
Por lo tanto, la pregunta por la animalidad se nos impone para pensar cuál sigue siendo cotidianamente nuestro trato con lo otro animal y si es posible un “ser-juntos” en los términos de una comunidad que no se afirme en la conservación de lo igual y se defina por lo común y lo propio sino, por lo contrario, en una comunidad, tal vez, de los Ultra Hombres que implique en lugar de compartir lo igual, compartir el tránsito y diferencia que nos constituye (com-partiendo y cargando el" con" y el "entre") Tener en común nada en común, es decir, compartir el diferir, la extraña pluralidad, el sostenerse, transitar y co-habiar en el "ser-con" lo animal. Aceptar el devenir que somos no es más que afirmar la animalidad que nos co-habita y des-apropia.
Abordaremos estas problemáticas acerca de pensar otro trato con lo animal y, a su vez, una comunidad que tenga en cuenta al resto de todos los vivientes mediante una lectura posible de ciertos pasajes de la introducción y el libro cuarto de Así habló Zaratustra, y apoyándonos en el parágrafo 26 de Aurora y el parágrafo 57 de Humano demasiado humano II