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En agosto de 1830, dos años después del fusilamiento de Dorrego en manos de Lavalle, durante la primera gobernación de Juan Manuel de Rosas; Luis Pérez, un publicista federal, acérrimo defensor del rosismo, publica un periódico titulado El Torito de los Muchachos. Un mes después de su último número, en noviembre de 1830, sale a la luz un segundo periódico animalizado: El Toro de Once. La violencia política del Torito, sus amenazas y embestidas contra decembristas y unitarios habían culminado en su censura, pero la cercanía de Pérez al federalismo permitió la publicación de su continuador, que se publicó hasta los últimos días de ese año. La apropiación del toro que hace Luis Pérez, y luego retomarán Ascasubi (1843) y Hernández (1872), responde a la construcción del coraje gaucho en tiempos de economía ecuestre, pero, y fundamentalmente, a la embestida como fórmula del control ciudadano, a la construcción de un fondo amenazante que elimine la posibilidad de la disidencia. Uno de los grandes aportes de Luis Pérez al género gauchesco ha sido la creación de una totalización en sus gacetas gauchas donde personajes y espacios se presentan como absolutos. El toro es el que descubre a los traidores, el que los juzga y, en última instancia, el que los embiste: “No están seguros en casa cuando el Toro está en la plaza”.

Luis Pérez; gauchesca facciosa; periodismo; animalización