Eventos Académicos, I Encuentro Internacional sobre Identidades

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La labor traductora de exiliados rusos en la editorial Claridad (1920-1940)
Florencia García Brunelli

Última modificación: 2023-10-07

Resumen


Argentina fue el país latinoamericano que más inmigrantes recibió del Imperio ruso desde mediados del siglo XIX hasta la Revolución. El ingreso más importante se produjo entre 1901 y 1910, con más de 80.000 personas que se asentaron, en su mayor parte, en Buenos Aires, La Plata y Rosario, que emigraron a causa de los trágicos pogromos y de la derrota de la revolución de 1905, con la consecuente persecución zarista a los militantes de izquierda y la xenofobia antisemita. Estos inmigrantes tenían “ideas avanzadas y de emancipación social” y un alto nivel de conciencia política y sindical, sobre todo los judíos (Camarero, 2023: 8). De esta manera, asumieron una intensa actividad política, solidaria, cultural y editorial en el país, con la fundación de organizaciones, bibliotecas, escuelas y sus respectivos periódicos. Así, en la década de 1920 muchos se incorporaron a la vida política activa, especialmente del Partido Comunista, y se editó y tradujo una gran cantidad de textos rusos, sobre todo marxistas (López, 2018).

Algunos inmigrantes tradujeron únicamente para el PC, algunos para periódicos, revistas o editoriales no orgánicas, con proyectos culturales y literarios definidos. Muchos de estos últimos coincidieron en la editorial Claridad, que sirvió de plataforma para sus traducciones, ensayos y ficciones. La editorial Claridad ocupó un lugar predominante en la década de 1920 de la historia editorial argentina por la cantidad de títulos publicados, la relevancia de las obras -con la literatura rusa y francesa como ejes de su catálogo-, el tamaño de las tiradas y la amplitud de contenidos, con un proyecto de publicación de autores selectos de la literatura universal a precios accesibles y de “tribuna del pensamiento de izquierda” (Espósito y Delgado, 2014). Además, fue la editorial que más literatura rusa publicó y tradujo (Cytryn, 2017). Algo que la crítica no suele mencionar es la cantidad de inmigrantes e hijos de inmigrantes rusos que aglutinó, que se desempeñaron como ensayistas, escritores y traductores. Por ejemplo, el caso de Olga Wolkonsky, traductora de Pushkin; de Lila Guerrero, traductora de Maiakovski y otros escritores soviéticos; de Benjamin Abramson, traductor de periodistas y de escritores de su época, como Lunacharski; y de Fina Warschaver, escritora y ensayista.

En este trabajo proponemos indagar en el modo en que las trayectorias marcadas por el exilio político moldearon las prácticas traductoras de estos inmigrantes y sus nociones sobre la traducción, al mismo tiempo que analizamos cómo su participación en el campo político y cultural argentino posibilitó la construcción de cierta “identidad” como exiliados rusos traductores. Para el análisis, abordaremos no solo sus traducciones (y sus paratextos), sino también sus ensayos y ficciones, ya que estos materiales constituyen lugares de manifestación de las normas de traducción (Toury, 1995) donde los traductores expresan sus ideas sobre la traducción.