La realidad se entreteje en metáforas, esto es, se produce a partir de ficciones. Nada hay más material que una ficción según la cual dos conciencias luchan por el reconocimiento de la otra. Nos preguntamos aquí por la producción de subjetividad frente a las tecnologías de ficción de la ley.  No se trata pues de identidades en sí mismas, sino de una producción discursiva. En esta reflexión sobre la identidad, Derrida nos aportará los primeros elementos para pensar la diferencia que supone toda singularidad identitaria, mientras que, Federicci y Preciado advertirán sobre la organización del trabajo capitalista a partir de la producción biopolítica de las identidades de género.

En este sentido, afirmaremos que las identidades del aparato social de producción de género no tienen entidad ontológica, sino biopolítica. Es decir, son producto de un despliegue de tecnologías y dispositivos que codifican y normativizan al cuerpo. Indagaremos cómo la inequidad material sustenta el carácter ficticio de las identidades producidas por un sistema de verdad. Tenemos aquí una paradoja del reconocimiento como ficción biopolítica ya que se demanda en el reconocimiento identitario un refugio biopolítico que, para reconocer, somete. Se hace así efectiva la sujeción de la identidad en los cuerpos por un sistema de exclusión organizado a partir de la diferencia sexual.