En los años 70 y 80, de la mano de la ciencia ficción “blanda” y la Nueva Ola, aparecieron en escena algunos autores afroestadounidenses que trabajaban con la CF, a la que buscaban reformular colocando en primer plano otras identidades poco representadas en el género. La CF les permitía narrar otras historias alternativas sobre su comunidad, su pasado y su futuro. A estos escritores, Mark Dery (1994), los llamó “afrofuturistas”, categoría que nos interesa explorar a partir de tres relatos breves de Octavia Butler, “Hijo de sangre”, “La tarde, la mañana y la noche” y “Los sonidos del habla”.

Esta escritora, a la que se la enmarca dentro de este modo literario, trabaja con la historia afrodiaspórica y tópicos de la ciencia ficción, pero también con discursos pseudocientíficos que dieron forma al pensamiento racial de los Estados Unidos en el siglo XIX, como el cientificismo racial, el determinismo biológico y la eugenesia, en un contexto en que las naciones modernas buscaban crear sociedades racial y culturalmente homogéneas, guiadas por ideales utópicos, el fervor del progreso y su fe en el futuro. En estos relatos, Butler desarticula estos ideales utópicos y modos de representar el futuro que se hicieron eco en obras de ciencia ficción del siglo XX, a partir de la figura del alien, que ella reelabora. Los protagonistas, “raros” y despojados de su pasado, deben formar comunidades alternativas y unirse con otros para adaptarse a las realidades que los excluyen. Lejos de crear utopías o mundos distópicos, los relatos plantean interrogantes sobre cómo pensó su futuro la humanidad y qué es un ser humano. Para esto, Butler explora y ficcionaliza una teoría de la biología contemporánea, la “simbiogénesis”, y una filosofía africana, el ubuntu, que le permiten entretejer otros futuros o “contrafuturos” posibles, en donde los órdenes y roles que parecían fijos se subvierten.