Eventos Académicos, I Encuentro Nacional sobre Utopías y sus Derivas

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“ESTRELLA ROJA Y EL FRACASO DE LOS INTELECTUALES. LA ANTINOMIA DE LA NOVELA UTÓPICA”
Andrés Darío Goldberg

Última modificación: 2021-08-10

Resumen


 

 

 

La novela utópica, como literatura, descansa sobre una paradoja. Por un lado, sus autores las escriben con un fin cognitivo: comunicar un mundo ficcional en el que se vive una vida mejor. El recurso literario es un medio pragmático que sirve para hacer concreta en la imaginación una visión de lo que puede ser una sociedad plena. De manera que sus pretensiones artísticas son modestas, cuando no prácticamente inexistentes, porque su valor se juega en el campo de las ideas. Por otro lado, los estudiosos de la literatura leen esas obras como tales, es decir, como artefactos artísticos en los que la función estética no es un medio, sino un fin. Con lo cual, llegamos a una antinomia: si los críticos literarios leen las novelas utópicas como literatura se encuentran con obras, generalmente, de calidad modesta, y, por lo tanto, menos dignas de trabajo crítico que aquellas con un valor destacado; en cambio, si las leen como formulación de ideas expresadas en una forma literaria, terminan haciendo sociología, politología o historia de las ideas. En este trabajo se ensaya una posible solución para esta paradoja.

Esta antinomia alcanza, por supuesto, a Estrella roja de Aleksandr Bogdanov. En la siguiente sección de esta ponencia hablaré sobre sus aspectos negativos y positivos como obra literaria. Entre los primeros señalo: la desconexión de los personajes terráqueos, la inconsistencia biológica y la estructura narrativa trillada. Entre los segundos: su carácter anticipatorio, la representación de avanzada de las relaciones entre sexos y géneros y el discurso de Sterni en la asamblea marciana.

Por último, afirmaré que, a pesar de su adscripción bolchevique, Estrella roja comparte con escritores que están en sus antípodas ideológicas, como Dostoievski y Tolstói, una visión negativa de los intelectuales rusos en tanto seres incapaces de construir una sociedad plena. Si para Dostoievski y Tolstói el modelo para erigir la nueva sociedad es el campesino enraizado en su comunidad, en la utopía marxista bogdanoviana aquella sólo puede fundarse a partir de la labor de individuos no contaminados por deformaciones librescas (aun cuando éstas provengan de la vulgata marxista): los obreros.

 

 


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