Entender al hombre superfluo es entender una contienda cultural que sobrepasa la conformación de la intelligentsia rusa y que sirve para analizar un problema fundamental del ser humano: el conocimiento de sí mismo. Desde el Rudin de Turgueniev, pasando por el Pechorin de Lérmontov hasta el Bolkonski de Tolstoi, la influencia del hombre superfluo es indudable. En este trabajo me planteo un análisis de sólo dos de sus figuras más representativas: Rudin y Pechorin, en pos de relacionarlo con otro concepto que definiré: el hombre distópico. Así, busco demostrar, mediante dos nociones que parecen extrañas, que este arquetipo no se atiene sólo al intelectual del siglo XIX y que su potencial es uno que se extiende por todo el continuum de la tradición rusa, llegando incluso al día de hoy. El trabajo consiste en tres partes: un primer acercamiento a la definición de “hombre superfluo” y su contexto histórico de creación; la aplicación de esta definición al Rudin de Turguénev y al Pechorin de Lérmontov, así como una comparación entre ambos; y una última sección donde propongo una definición para el “hombre distópico” y su relación con el tipo literario ruso.