La cuestión nacional aparece en el centro de la escena en el proceso de pasaje de Hermética hacia Almafuerte. Pero que no se mal entienda: no es una línea divisoria entre Iorio y el resto de sus compañeros de su segunda banda, porque de hecho ellos pasan a llamarse Malón, y a sostener también toda una línea de trabajo en torno a la resistencia comprendida en un plano de su actualidad (contra el neoliberalismo) y genealógico (reivindicando una determinada mirada sobre el pasado nacional, y poniendo eje en la cuestión indígena).

Pero en Iorio se produce además otro pasaje: el del bajista compositor al de cantante-vocero. Por más que en el primer período de Almafuerte Ricardo tocara el bajo, la centralidad ya no va a estar puesta (como en Hermética) en su intervención desde un segundo plano sino que será la figura central de los escenarios de la nueva formación. Aunque también aquí, como en Hermética (con Antonio Romano) Iorio cuente con un Tano que le haga la segunda desde la guitarra (Claudio Marciello), y si bien la potencia de la voz de O Connor se pierde --si así puede decirse--, va a lograr con Almafuerte, sin embargo, construir otro estilo desde su posición de desventaja artística respecto de su función cantante, haciendo eje en capacidad de oficiar como tribunero de ese público con el que entabla esa relación tan especial.