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En el estudio preliminar de La poesía religiosa en la Argentina, probablemente el libro más exhaustivo en la materia al momento de publicarse (1967) y el único monográfico al respecto hasta hoy, Roque Raúl Aragón afirma que la existencia de esta especie lírica está necesariamenteatada a un contexto socio-histórico que le es favorable: “Para que haya […] poesía religiosa espreciso que haya vida religiosa”, sostiene (p. 73). Aquello que el estudioso y político argentinoconsidera “vida religiosa” —sintagma en el que, bien puede pensarse, se halla tácitamente el“doctrinal” o, al menos, el “confesional”, es decir, de acuerdo con una doctrina o confesión particulares—, desde los albores de la modernidad, y especialmente entre los siglos XIX y XX, ha sido paulatinamente reemplazado por otras formas, emancipadas de dogmas o tutelas institucionales. La lírica —y la literatura y el arte, en general— no han sido ajenos a este proceso de transformación, por el cual el absoluto religioso ha sido trocado por el poético, tal como lo ilustran las heterogéneas formulaciones de Martin Heidegger, Hans-Georg Gadamer, Michel de Certeau o, en el ámbito hispánico, de José Ángel Valente, por mencionar solo algunos pocos pensadores. Este viraje suscita aún hoy, en la crítica nacional, un debate entre variados marbetes para abordar eso que, entre algunos, todavía es poesía “religiosa”: “mística”, “metafísica”, “panteísta”, “del Ser”, “esotérica”, entre tantos otros. En el presente trabajo, con intencionado afán abarcativo, de no restringir el campo de autores ni de enfoques posibles y de cuestionar los abordajes dogmáticos, escojo la noción de “poesía argentina de indagación ontológica”, entendida esta como una reflexióno conocimiento acerca de la relación del hombre con su propio ser/estar en el mundo y con lo que este y, en general, lo trascendente representan para él, inquietud que ha sido, desde los tiempos más remotos, una de las líneas fundamentales de la creación artística y, en particular, de la lírica.