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Glotopolíticas: Fenómenos linguísticos como objetos históricos
Última modificación: 2019-09-14
Resumen
A pesar de ser este uno de los aspectos menos trabajados en los estudios sobre Gramsci, las preocupaciones en relación a la lengua ocupan un importante lugar en sus reflexiones teóricas. A principio de siglo, tanto marxistas como facistas comienzan a preguntarse acerca de lo nacional y de la naturaleza de su construcción identitaria. La no unificación linguística del territorio, a causa del uso cotidiano de las variedades dialectales, ocasiona que el Estado establezca acciones glotopolíticas que privilegien la variedad toscana por ser considerada la más culta, pues es la única variedad con una vasta tradición literaria. En reacción a esta implantación forzosa por parte del estado, Gramsci plantea la hipótesis que definirá su postura: la lengua es un producto histórico y, como tal, depende de la actividad social del pueblo que la habla, y esta actividad será el germen vital que la posibilite. Esta concepción del lenguaje como fenómeno abierto y dinámico en el que participan distintas instancias y distintas tensiones podemos encontrarla también en los ensayos del Proceso de la literatura que publicara por primera vez Mariátegui en 1928. Para Mariátegui desde el territorio peruano, tampoco hay separación posible entre la lengua y la política. En un ensayo dedicado a César Vallejo, Mariátegui articula una identidad de lo peruano rastreable desde el uso mismo de la lengua en sus tensiones históricas. El epíteto que le da a Vallejo es el de poeta de estirpe, de raza, porque es posible percibir en su obra un americanismo genuino, en el que confluye la utilización de una estética importada de las vanguardias europeas, perfectamente insertadas en la expresión del sentimiento indígena. Pero esta es una inserción rebelde: adecúa, infiltra, las formas metropolitanas en tanto le sirven para la creación de su propia voz. Desde esta mirada, la literatura se nos presenta como un objeto político en su totalidad. No es un ente aislado separable de los demás procesos políticos, tampoco es reflejo, expresión o mímesis. El artista –como subjetividad– no es un traductor pasivo ni un espejo de lo social, es parte de una movilización histórica en la que las variedades linguísticas populares comienzan a tomar importancia en el ámbito cultural, porque el pueblo comienza a tomar importancia.
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