El laúd fue, sin duda, el instrumento por excelencia del Renacimiento. A partir de la segunda década del siglo XV y con la creciente complejidad de la polifonía, logró adaptarse a la nueva textura. Se reveló como instrumento polifónico abriendo el camino al importante repertorio laudístico del siglo XVI y descubriendo su propio lenguaje idiomático que le proporcionó identidad. Lo mismo ocurrió con su instrumento más cercano: la vihuela, que ocupó en España el lugar que el laúd retuvo para sí en el resto de Europa. Los motivos de esta sustitución no han quedado del todo clarificados. Nos ocupamos en este trabajo de la situación de la vihuela en la vida socio-cultural de la España renacentista, su evolución, dispersión posterior de su repertorio y características que la convirtieron en vehículo de un corpus musical único.