Última modificación: 2022-12-28
Resumen
La narrativa de Howard Phillips Lovecraft (1890 – 1937) está definida, en gran medida, por el meticuloso trabajo realizado sobre la construcción de los espacios. Ya sea en el ámbito marino, en parajes urbanizados o incluso en una simple habitación, Lovecraft se encarga de retomar escenarios típicos y resignificarlos en función de su estrategia weird. Esta intervención transversal establece un diálogo entre sus relatos desde el plano espacial, y así consigue cartografiar territorios, ciudades, objetos e instituciones que se ubican entre la realidad y la ficción.
El siguiente trabajo se enfoca en los espacios rurales, que constituyen una dimensión esencial de la geografía lovecraftiana. A partir de producciones como “El color que cayó del cielo” (1927), “El horror de Dunwich” (1929) y “El que susurra en la oscuridad” (1931), recuperamos estos espacios constitutivos de la riqueza estadounidense, que a finales del siglo XIX se encuentra ya permeada por el desprecio y la nostalgia. De esta manera, podemos identificar una inversión –o contaminación– mediada por las entidades sobrenaturales características de la poética lovecraftiana, que intervienen tanto al territorio como a las personas que lo habitan.