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Casi un siglo después de su publicación en 1892, la novela Tristana de Benito Pérez Galdós fue adaptada al cine por Luis Buñuel (1970). En el film, el cineasta introdujo experimentos visuales de montaje y componentes narrativos oníricos que le imprimieron un carácter ciertamente surrealista. Tal gesto puede pensarse como excepcional si consideramos la tradicional recepción de la obra de Pérez Galdós como realista o naturalista, en el marco de la novelística de fines de siglo XIX. Sin embargo, en un análisis cuidadoso, resulta posible observar cómo la novela de Pérez Galdós se proyecta más allá de la comprensión de su tiempo. Tristana se aparta definitivamente del íntegro verosímil con el que a priori se la identifica; de la “objetividad” realista, opuesta al ejercicio de la fantasía. Su potencial vanguardista termina por emplazarla en proximidad a movimientos artísticos que se desarrollaron durante el siglo XX: si el surrealismo abogó por el alineamiento de la lucha política con una voluntad anarquista en cuanto al arte y las tradiciones sociales, del mismo modo Tristana supera muchos de los patrones que hacen a su contexto, introduciendo poderosas preguntas en materia moral y alertándonos con atractivos juegos formales. En un recorrido por diferentes aspectos (montaje, lenguaje, narración, rebelión, cuerpo, mujer) el presente trabajo busca analizar las afinidades de la novela con el surrealismo, para crear una nueva reflexión sobre la esencia innovadora y original de Pérez Galdós, considerando que la lectura de Buñuel es, finalmente, fiel a las intenciones del escritor.

Tristana; Pérez Galdós; Buñuel; surrealismo