Última modificación: 2018-11-27
Resumen
Este trabajo propone interrogarse ¿Cómo podemos conocer este ‘espacio ambiguo’ que somos como cuerpo invisto sino sobre su superficie y sensaciones? ¿Cuáles son las profundidades que envuelve nuestra propia exterioridad sensible? ¿Cómo podríamos alguna vez tener certeza del orden de relaciones que se establecen entre el cuerpo anatómico y el cuerpo expresivo?¿Dónde es que puede fincarse la diferencia o la distancia entre poseer o pertenecer?
El cuerpo se ha fragmentado en la cultura occidental desde el proceso de individuación de la Modernidad de tal modo que emociones , vivencias , lo social, lo comunitario, lo simbólico , lo material, la historia , la experiencia , la sexualidad, proponen en las Ciencias Sociales diferentes imágenes de la corporalidad. Si analizamos los cuerpos como territorios sociales podemos comprender las violencias que la construcción/destrucción imprime a estas imágenes corporales.
Sin embargo podemos producir una imagen de lo corporal que resulte de la trama de estas categorías a través del mapa corporal donde los sujetos inscriben su cuerpo como territorio vital. El cuerpo significante que la imagen proyecta es una superficie de deslizamientos que territorializa la subjetividad a través del Ser, el estar y el sentir. El mapa exhibe una “imagen precaria “ya que pone de manifiesto el orden de lo visible y lo decible del cuerpo en tanto territorio de vida. Entre el mapa y el relato se produce un orden simbólico que interpela tanto la subjetividad como el inconsciente social, constelaciones de sentido que se muestran como montajes donde el género se disemina. Proponemos problematizar esta imagen del territorio corporal ya que el género velado nos remite a la ley heteronormativa