Última modificación: 2018-11-27
Resumen
Este texto intenta interpelar la Formación de profesoras y profesores en la universidad pública en relación a la necesidad de construcción de una nueva epistemología. Parte del cuestionamiento respecto a por qué el pensamiento emancipador sobre el que hace tiempo se viene trabajando no ha sido exitoso respecto a la liberación de nuestros pueblos. La opresión y la exclusión tienen dimensiones que el pensamiento crítico de raíz eurocéntrico occidental ha ignorado, entre ellas la dimensión epistemológica. Se vuelve crucial entonces, preguntarnos qué entendemos por conocimiento válido, quién lo construye y cómo lo hace, quién lo distribuye y cómo. No es posible hablar en los claustros universitarios de lo injusto, teorizar la pobreza, sensibilizarse con los feminicidios, horrorizarse con la prostitución y la muerte, hacer estadística del dolor ajeno, si esto no nos atraviesa y compromete en nuestro rol social de formadoras de formadorxs. Se torna imposible investigar problemáticas sociales o hablar del derecho a la educación o de otros derechos humanos sin ser conscientes de nuestro lugar de privilegio y esto reclama actuar en consecuencia. En épocas en que el poder político vuelve a acentuar la brecha entre poderosos y desposeídxs, donde achican nuevamente al Estado con violencia y a paso vertiginoso y donde quienes fuimos formadxs en la Universidad pública, laica y gratuita se supone tenemos una enorme responsabilidad, este texto presenta dos experiencias que tratan de aunar la docencia con la investigación y la extensión. Para ello, un grupo de docentes investigadoras junto a colectivos feministas militantes y estudiantes nos proponemos un trabajo colectivo -que de manera serpentina, no lineal- ponga a dialogar en la acción a las problemáticas y reclamos del campo de la militancia con las voces y construcciones de la academia y la formación. Tenemos la convicción de que nuevas construcciones de conocimiento son necesarias y urgentes y creemos que estas emergen cuando nos permitimos situarnos en nuestro propio territorio para interpelar las construcciones de pensamiento occidental, eurocéntrico, blanco, patriarcal y heteronormativo desde el diálogo identitario y colectivo que permite la emergencia de una epistemología decolonial, feminista y sursituada.