Última modificación: 2018-11-27
Resumen
En materia de derechos reproductivos no todo está legislado. Si de prácticas abortivas se trata existe un vacío legal que expone al cuerpo de la mujer a prácticas clandestinas que producen efectos subjetivos devastadores. Prácticas clandestinas que por realizarse a edades tempranas y en las peores condiciones de higiene muchas veces obturan el acceso a la maternidad tardía. Y si de acceso a la maternidad se trata, en muchos casos se requiere de tratamientos exhaustivos que exponen al cuerpo femenino a un sin número de procedimientos invasivos.
Tenemos, entonces, por un lado el anhelo de una mujer de ser madre; por el otro, la necesidad de muchas mujeres de acceder a la interrupción de un embarazo no deseado. En ambos casos el cuerpo femenino es expuesto a todo tipo de tratamientos. Tratamientos médicos que no son llevados a cabo en las mismas condiciones de higiene y, consecuentemente, no cuidan al cuerpo de la mujer de la misma forma. Sin embargo, ambas prácticas no son sin consecuencias psíquicas para las mujeres.
¿Las prácticas abortivas clandestinas y el acceso a la maternidad mediante el uso de las técnicas de reproducción asistida son las dos caras de la misma moneda?
Asimismo, el avance tecno-científico le ofrece a la mujer las herramientas necesarias para cumplir con el imperativo social de “ser madre” y con la misma vehemencia se resiste a la hora de ofrecer sus servicios a las mujeres que desean interrumpir su embarazo ¿Qué creencias subyacentes limitan la igualdad de derechos?
En el presente trabajo nos proponemos analizar las barreras legales, religiosas y psico-sociales que limitan la plena vigencia de los derechos reproductivos. Situación que no es sin consecuencias subjetivas para las mujeres que exponen su cuerpo a situaciones de violencia para lograr su objetivo; objetivo que muchas veces responde a un mandato social haciendo síntoma en el cuerpo femenino.