Última modificación: 2018-11-27
Resumen
Esta ponencia se propone describir las relaciones entre el diario íntimo y la intimidad. Lo íntimo, la zona espiritual más privada del sujeto, se encontrará siempre en las orillas del diario, tamizada por éste. Solo una parte pasará a las páginas en blanco, a la letra escrita. El registro del día siempre debe obedecer un criterio, o, de otro modo, estaríamos ante Funes, el memorioso, para quien la reconstrucción de un día llevaba otro día. El caso de Alejandra Pizarnik y su obra Diarios (2010) es particularmente hermético, porque no son las rutinas o quehaceres del día los que se mencionarán en sus páginas, sino los vaivenes del espíritu, los experimentos con el lenguaje, el desciframiento de sí misma.
Nos encontraremos con la superposición de dos territorios: el de la intimidad y el del diario, que no logran nunca coincidir. Kristeva desdobló la noción de texto en feno-texto y geno-texto, estructura significada y productividad significante. Alcanzaremos a probar cómo el territorio de la intimidad ofrece la potencia generativa que luego pasará al diario, un sucedáneo y un vestigio. Y, al mismo tiempo, en la asunción de una voz y en la producción concreta de sentido, el diario en su materialidad es la única vía posible de construcción de la subjetividad y al mismo tiempo la única manera que tenemos nosotros lectores de acceder a ella. El sujeto buscará definirse a sí mismo en la tensión entre estos dos territorios. La productividad en la significancia del territorio íntimo traerá aparejada a nivel del diario la productividad de significantes identitarios.