El activismo y los estudios sobre gordura nos brindan herramientas para desmontar la complejidad del constructo afectivo sentirse gordx, reconociéndolo como un lugar de anudamiento de emociones, sensaciones corporales y ansiedades sociales en torno a la gordura, que son propias del dispositivo de corporalidad actual (Costa y Rodríguez, 2010), y que, a su vez, intersectan con las distintas variables (especialmente las de género, capacidad, clase, edad, raza y orientación sexual) que conforman las subjetividades usuarias de Internet. Estas herramientas nos permitirán abordar críticamente la incidencia de iniciativas como la campaña internacional “Fat is not a feeling” -cuyo objetivo era que la red social Facebook retire la opción “me siento gordo/a” de su lista de estados anímicos disponibles-, así como también explorar la dimensión política de los afectos que resuenan en algunas formas de activismo y micro activismo gordo en el tráfico éxtimo de Internet y en las calles, enmarcadas en la más amplia matriz de la diversidad corporal.