Última modificación: 2018-11-27
Resumen
¿Qué estrategias debían desplegar las escritoras a principios del siglo XX para conocer a sus pares latinoamericanas? ¿Cómo difundían su obra más allá de las fronteras de su país? ¿Era importante el apoyo de otras mujeres para poder publicar? Estas preguntas orientan mi exploración de las relaciones entre algunas mujeres del campo intelectual. Me concentraré en las redes construidas en torno a dos grandes pero muy distintas figuras argentinas: Herminia Brumana y Victoria Ocampo. Ambas se comprometieron de una u otra manera con la defensa de los derechos de las mujeres, pero sus muy diversas posiciones sociales las llevaron a moverse en círculos separados.
En el caso de Ocampo, el ser la directora de la prestigiosa revista Sur le permitió dar voz a otras mujeres, aunque, en contradicción con muchas de sus declaraciones sobre el tema, esa no parece haber sido su prioridad. Las autoras que centralmente aparecen en este recorrido son María Rosa Oliver y Gabriela Mistral, a las que puede sumarse la inglesa Virginia Woolf.
Respecto de Brumana, en cambio, me concentraré en las cartas que intercambiaba con otras intelectuales, así como en su correspondencia con varones. Entre sus colegas mujeres, se destacan los nombres de Juana de Ibarbourou y Emma Barrandeguy.
Por un lado, quiero dejar constancia de las redes de escritoras surgidas alrededor de estas dos figuras, además de las regiones del continente así comunicadas. Por otro, me propongo mostrar algunas de las estrategias que estas mujeres desplegaron a principio del siglo XX ya sea para difundir su obra o la de otras mujeres.