¿Cómo confrontar lo traumático? ¿De qué manera se puede hablar de aquello que no se habla? Estos interrogantes son algunos de los puntos de partida de Osvaldo Buzzo y Néstor Zapata a la hora de componer Malvinas. Canto al sentimiento de un pueblo (1992). Dentro del acto de volver a traer al presente el pasado a través de procedimientos teatralistas y expresionistas, la presencia de la música de Litto Nebbia se transforma en un elemento central para la interpretación de la obra. A partir del trabajo con la música popular los autores configuran una mirada triple sobre la tragedia de la historia reciente. Desde los ángulos de la tragedia como ritual, como acontecimiento histórico y como procedimiento, Buzzo, Zapata y Nebbia construyen una representación (Chartier) que piensa al teatro explícitamente como “vehículo de la memoria” (Jelin). El duelo como acontecimiento trágico se transforma en un acto de memoria y de celebración. A pesar de lo irreversible del tiempo, los hechos se pueden resignificar con el fin de evitar que se repita el horror de la guerra. Hablar -y cantar- es no olvidar.