Última modificación: 2019-03-21
Resumen
A partir de los años '80, la ciencia ficción encontró en el punk rock un punto de referencia ideológica para dar lugar a nuevos modos de imaginar el porvenir. El anarquismo y la errancia furiosa del "No future" punks posibilitaron el surgimiento de subgéneros dentro de la ciencia ficción como modos de representar y problematizar la vida que se perfilaban hacia el siglo XXI. De esta manera hicieron aparición el cyberpunk, el steampunk, el biopunk. En un artículo del 21 de junio de 2016 del blog de Eterna Cadencia, el periodista cultural Andrés Hax ofrece, en un ejercicio intelectual, a partir de la novela Plop de Rafael Pinedo, una definición tentativa para un nuevo subgénero: el trashpunk. Hax dice que el trashpunk plantea un futuro distópico en donde no queda espacio alguno para la esperanza o el resarcimiento: "es un hiperrealismo nihilista que muestra las consecuencias finales de nuestra sociedad de consumo y descarte, de nuestra voracidad desenfrenada. No quedan bosques, no quedan pantallas brillantes ni guardianes de información esotérica. Queda basura. Plástico. Ratas. Analfabetismo o semi-alfabetismo. Brutalidad. Jaurías de perros rabiosos. Esclavitud. Un mundo hecho un descampado. Y basura. Y basura. Y basura."
La finalidad de este proyecto es la de expandir, concretizar y criticar las posibilidades de dicha categoría en una serie de novelas que, escritas entre los primeros años del siglo XXI y la actualidad, se proponen construir mundos futuristas con las ruinas del humanismo y las consecuencias apocalípticas del neoliberalismo. Siguiendo esta línea, el presente trabajo hace hincapié en la articulación entre trashpunk y biopolítica positiva (R. Espósito), evidenciando de qué manera, aun cuando el futuro se postule absolutamente opresivo y desentusiasmado hacia toda productividad vital, una vida (Deleuze) encuentra siempre formas de devenir, de manifestar su positividad intrínseca, de dar lugar a nuevos agenciamientos.