Última modificación: 2019-03-21
Resumen
El rock and roll y el rap surgieron como expresiones artísticas de los afrodescendientes norteamericanos y, a través de los mecanismos de la industria cultural, fueron expandiéndose hacia otros estratos sociales y hacia otros países dentro y fuera del mundo anglosajón. De allí que la tensión entre underground y mainstream sea constitutiva de ambos géneros y que una serie de prácticas y de valores se asocien a sus dinámicas particulares.
En nuestro país, el rock nació como banda sonora de una contracultura juvenil que intentaba “naufragar” de la existencia regida por las leyes del mercado. Por eso la “autenticidad”, la “testimonialidad” y la “experimentación” “tanto en el arte como en la vida” fueron sus “principios fundacionales” (Díaz, 2005). Tales principios quedaron plasmados en el Manifiesto Rock que Luis Alberto Spinetta difundió en 1973, así como también las “denuncias” hacia todo aquello que amenazaba su “instinto de transformación”.
En las décadas subsiguientes el rock nacional se integró al show bussines, motivo por el cual fue consolidando su campo específico mientras desactivaba su potencial insurgente. Sin embargo, este paulatino y complejo proceso no impidió que aquel “instinto de transformación” continuara latente y se manifestara, por ejemplo, en sus cruces con distintos géneros juveniles. En este sentido, resulta paradigmático que a finales de la década del ‘80 Spinetta haya sido uno de los primeros en propiciar su mixtura con el rap desde su rol de padrino y productor de Illya Kuryaki and the Valderramas.
Teniendo en cuenta estos antecedentes, nuestro trabajo propone el análisis de ciertos aspectos relacionados con la creciente “movida del hip hop” que vienen a actualizar los “principios fundacionales” del rock argentino, así como también las tensiones existentes entre las lógicas del underground (“ser real”) y el mainstream (“ser un toy”).