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Este trabajo aborda un fenómeno situado en la frontera entre el arte y la cartografía: la conformación de una tierra imaginada. Nos ocuparemos del Mapa de la Ternura, grabado realizado por el artista François Chauveau en 1654 para acompañar un fragmento de Clélie, novela de la escritora francesa Madeleine de Scudéry. Tanto el texto como la imagen, formas de representación intrincadas pero irreductibles (Chartier 1966), proponen una topografía alegórica sobre la vida amorosa.   En la modernidad temprana, en un contexto de pleno florecimiento del espíritu de exploración, la geografía se convierte en una disciplina clave y las fórmulas gráficas de la cartografía devienen el modus scribendi para acceder al conocimiento de otro tipo de fenómenos (Reitinger 1999). El Mapa de la Ternura se apropia entonces del «aura de conocimiento» (Alpers 1987) de las representaciones cartográficas para orientar al observador en un viaje a través de las misteriosas tierras del Otro.  A partir del análisis de este caso-tipo y de algunas de sus supervivencias en las prácticas sensibles contemporáneas, este artículo propone indagar en las implicancias simbólicas de la aplicación de la práctica cartográfica al terreno emocional. No sólo se analiza el vínculo entre la representación cartográfica y los intereses ideológicos vigentes (Harley 1988), sino asimismo la utilización del mapa como un dispositivo de poder que genera en el observador (masculino) la sensación de poseer el territorio (femenino), siendo capaz de imponerle significados y deseos.

cartografía alegórica; modernidad; territorio